sábado, 28 de maio de 2011

“La memoria trabaja con todos los géneros literarios” - Sylvia Molloy

La escritora decidió llevar una suerte de “cuaderno de bitácora” sobre el Alzheimer de una amiga y ex pareja a quien le dedica el texto. “Me da pena, porque es un libro que escribí para sentirme más cerca de ella y que ahora no podemos compartir”, explica.


Radicada en EE.UU., Molloy dirige el programa de escritura creativa en español en la Universidad de Nueva York.

LITERATURA › SYLVIA MOLLOY HABLA DE DESARTICULACIONES

Martes, 15 de febrero de 2011

Por Silvina Friera

“Qué suerte despertar y ver caras amigas.” La frase, de una cortesía exquisita, la dice M. L., una mujer sentada al borde de su memoria desde que padece Alzheimer. El olvido que la trabaja abre sus fauces infinitas: las palabras se achican o extravían, los recuerdos son como relámpagos que cosquillean cada vez menos en el cerebro. Ahora que anochece en su mente, una amiga y ex pareja que la visita casi diariamente, testigo de ese naufragio, anota con paciencia de artesana en su “cuaderno de bitácora” –tal vez con una serenidad y un desahogo que no había tenido nunca antes en su vida– el repertorio de un deterioro irreversible. Registra las conexiones perdidas de esa relación “que continúa pese a la ruina, que subsiste aunque apenas queden palabras”. Cada experiencia compartida es una luz que se apaga en ese largo salón que una de ellas jamás volverá a frecuentar. La narradora de Desarticulaciones (Eterna Cadencia), texto tan bello como intenso de Sylvia Molloy, registra lo que sucede con esa queridísima amiga. “M. L. es incapaz de decir que ella misma ha sufrido un mareo, pero es capaz de traducir al inglés el mensaje en que L. dice que ella, M. L., ha sufrido un mareo –consigna la narradora–. Es como lograr una momentánea identidad, una momentánea existencia, en ese discurso transmitido eficazmente.”

El libro de Molloy está dedicado: “Para M. L., que todavía está.” No es la primera ni será la última vez que la escritora explora el género autobiográfico desde sus ficciones o ensayos. Pero lejos de componerse como un sujeto pleno, en Desarticulaciones el “yo” que escribe para tratar de entender ese estar/no estar de una amiga que se desintegra ante sus ojos necesita dar testimonio del otro. De lo que queda de M. L. Esos restos están esparcidos en textos brevísimos; son como chispazos de lucidez que resisten al tsunami de la desmemoria. M. L. recuerda fragmentos de Aristófanes en griego, algún poema de Darío, alguna frase de Borges, y su sobrenombre. “Me pregunto si la pérdida de memoria de M. L. tiene algo que ver con el exacerbamiento arbitrario de la mía –apunta la narradora–. Si de algún modo estoy compensando, probándome a mí misma que mi memoria recuerda aun cuando yo no quiero recordar.” La escritora ha pulseado contra la muerte atestiguando. Su libro es un “homenaje”, una despedida que desde la misma ficción tuerce el andarivel de lo póstumo lacrimógeno. Aunque hace más de 40 años que no vive en el país, Molloy siempre regresa. Si el péndulo de la vida se desplaza entre duelo y duelo, la autora de El común olvido volvió a sus pagos justo cuando murió el ex presidente Néstor Kirchner (ver aparte).

“Toda escritura es memoria, siempre estamos contando lo que pasó o pudo haber pasado, así que la memoria trabaja con todos los géneros”, dice Molloy en la entrevista con Página/12. “En el caso de Desarticulaciones se me impuso el fragmento para captar esos encuentros breves, esas ‘conversaciones’ entre dos personas en las que una recuerda y la otra casi no, pero en las que la comunicación –porque la hay– se da en el puro presente del lenguaje. Además, el fragmento se prestaba particularmente bien para anotar esos destellos en la memoria de quien la está perdiendo, esas irrupciones verbales sin ton ni son que funcionan como pequeñas epifanías de quien, a pesar del deterioro, ‘todavía está’.”


–¿A qué responderá que la facultad de traducir, como la retórica, no se pierda hasta el final, como sucede con M. L.?–La continuidad de la retórica, cuando no sólo se están perdiendo los recuerdos sino el sentido mismo de las cosas, es algo que sigo sin entender del todo. Se podría pensar que la retórica, o los buenos modales, o la cortesía, son meras fórmulas, cáscaras huecas de significado, convenciones que se observan y que son puro hábito más que conducta conscientemente asumida. Y sin embargo no estoy segura. Si yo le cuento a M. L. que una vez robó un pañuelo en una tienda y ella dice “no puedo haber hecho eso porque está mal robar”, ¿de dónde surge esa respuesta, de una doxa burguesa biempensante que funciona automáticamente o de una ética que perdura, de un auténtico sentido del mal y del bien?


–Al principio del libro se lee: “Tengo que escribir estos textos mientras ella está viva”. ¿Sintió en el pasado la urgencia de escribir como en este libro?–No, nunca lo sentí, pero acaso se deba a que mis ficciones anteriores también trabajaban con la memoria, con recuerdos personales que se utilizaban ya ficcionalmente, como en En breve cárcel y El común olvido, ya autobiográficamente, como en Varia imaginación; y aclaro al pasar que esta división entre autobiografía y ficción es completamente inestable. En Desarticulaciones me impulsaba otro propósito, que era atestiguar algo que estaba pasando ahora mismo, ante mis ojos, y que cambiaba todos los días. Algo que yo estaba viviendo, no recordando, y que contribuía a armar.


–En uno de los textos titulado “Silabeo” da cuenta de las palabras que inventa M. L. ¿Cómo es la “creatividad” en alguien que pierde la memoria pero puede inventar “neologismos”?–Es justamente en episodios como ése que quería restituir lo que usted bien llama la creatividad del que está perdiendo la memoria, su capacidad lúdica, basada en juegos de palabras, combinados con pedacitos de recuerdos: M. L. inventa palabras y con ellas arma versos, pero también es capaz de recordar de pronto un verso de Darío. Además, quise mostrar el humor de ciertas cosas que dice, y de ciertas situaciones. La gente piensa siempre en el lado trágico de la desmemoria, pero quería mostrar también lo otro: la risa, el disparate, la ligereza de quien, por así decirlo, se ha dejado ir.

El eco de mi madre, de Tamara Kamenszain, entabla un diálogo fecundo con las Desarticulaciones de Molloy. “Correctas educadas casi pomposas/ estas rehenes del Alzheimer/ ponen a congelar la lengua materna/ mientras nos despiden de su mundo sin palabras”, se lee en uno de los poemas de Kamenszain. “Nuestros libros fueron paralelos, en el sentido de que fueron escritos en la misma época y publicados el mismo año –cuenta Molloy–. Y, en efecto, hablamos con Tamara de lo que estábamos haciendo, o mejor, de lo que no podíamos dejar de hacer: las dos sentíamos el mismo desamparo ante la persona querida que se nos va y la misma urgencia de escritura. El eco de mi madre es un libro único, ya a partir del título mismo que recuerda precisamente el remanente, lo que queda de la persona que se está yendo, esa voz que ya es eco, que se confunde con el silencio sin por ello dejar de decir: ‘escuchá lo que no dice’. La poesía de Tamara recupera el asombro y el vértigo ante lo que se está yendo como no lo logra otro texto.”


–En uno de los textos dice: “Yo misma entro en la enfermedad, en su retórica, ya nada me sorprende”. ¿Todo el tiempo estuvo escribiendo contra esa frase?–Ya nada me sorprende, dice la narradora, porque en sus visitas a M. L. todo es, o puede ser, sorpresa. La lección que se aprende es que, para que haya contacto, hay que aceptar la sorpresa, el dislate, entrar en ellos sin intentar racionalizarlos. La sorpresa es la norma en estos encuentros, pero nunca se vuelve hábito, repetición. Quiero decir que siempre es una sorpresa nueva para la cual no se está preparada.


–Hay algo que da mucha tela para cortar cuando plantea que con M. L. habla un español de entrecasa, pero de una casa que nunca fue del todo la suya. ¿Cómo es la experiencia de habitar, en simultáneo muchas veces, la casa del español, el francés y el inglés?–Ahí usted me lleva a un tema sobre el cual estoy escribiendo en este preciso momento, y que es, efectivamente, qué pasa cuando se tiene más de una casa de la lengua. El sujeto bilingüe o trilingüe siempre se siente levemente desviado cuando escribe, tiene la sensación de que lo que dice está siempre siendo dicho en otro lado, en muchos lados, como un eco desasosegante. Si toda comunicación es inherentemente rara, los cambios de lengua acrecientan esa rareza. Paradójicamente, el que habla/escribe en más de un idioma, es decir, el que tiene más de una casa de la lengua, escribe siempre a la intemperie.


–¿Con el francés y el inglés también siente que lo habla en un registro de “entrecasa”?–En inglés, decididamente, porque fue también lengua casera, me crié bilingüe. El francés vino algo más tarde y fue mi lengua culta, en el sentido de que fue primero lengua estudiada, y sólo después, cuando viví en Francia durante un tiempo, se volvió lengua cotidiana. Entonces, si bien hay un “entrecasa” para el francés, es un entrecasa que se permite menos libertades, menos juegos, inventa menos. Es una cuestión de registro: si paso del español al francés siento que estoy citando. En cambio, del español al inglés, o al revés, hay continuidad, no hay sutura.


–Hacia el final de Desarticulaciones, enumera una serie de palabras o expresiones de ese español de entrecasa como “porrazo”, “creída”, “chúcara” y “a la que te criaste”. ¿Las consignó para que no se pierdan en su memoria?–Las consigné, sí, porque además de devolverme conversaciones que ya no puedo tener con M. L., me devuelven un habla porteña de otra época, la de mi infancia o adolescencia, un poco como esas voces que decía escuchar Manuel Puig cuando empezó a escribir La traición de Rita Hayworth. Me pasó lo mismo cuando escribí El común olvido y quise recobrar ya no palabras aisladas sino entonaciones y estilos de habla de ciertos individuos de otra época. Me gustaría pensar que esas palabras tienden a resistir el borramiento, que se quedan cuando todo lo demás se ha ido, pero creo que es la expresión de un deseo más que una realidad, porque la enfermedad progresa por vías imprevisibles.
Varias personas que leyeron el libro y se identificaron con esas palabras le advirtieron a Molloy no reconocer una: mangangá. “Me doy cuenta de que cometí un error al poner una palabra que usaba M. L. –aclara–, porque era de su entrecasa y no de la mía, ni de la entrecasa en general, la usaban su madre y su abuela para referirse a alguien que hablaba mucho; a lo mejor era influencia de su abuelo brasileño, nunca lo sabré. Porque el mangangá es un insecto del Brasil, que hasta tiene entrada en el Diccionario de la Real Academia, como americanismo.”


–¿M. L. sigue viva? ¿Intentó leerle partes del libro?–Sí, M. L. sigue viva, pero no creo que le lea nada del libro porque no le da la memoria para seguir lo que le leería, es como aquellos personajes de Swift de los que habla Borges, que no pueden leer (o en este caso escuchar) “porque la memoria no les alcanza de un renglón a otro”. Y me da pena, porque es un libro que escribí para sentirme más cerca de ella, un libro que en otra época hubiera querido que leyéramos juntas, y que ahora no podemos compartir.

Fonte: Página/12

La escritura del olvido - Sylvia Molloy

  • 19/10/10




  • La escritura del olvido

    Es una de las principales figuras de la literatura argentina y acaba de publicar “Desarticulaciones”, una novela breve sobre las permanentes fracturas de la memoria.

    POR Mauro Libertella


    SYLVIA MOLLOY. "No me siento realmente parte de una generación", dice desde Estados Unidos.

    Para M.L., que todavía está”, reza la dedicatoria de esta novela corta de Sylvia Molloy, y en esa rúbrica breve y tajante se cifran las líneas de sentido que dominan el relato. Hay alguien que le ganó al paso del tiempo, que se le adelantó a la enfermedad, y que le impuso su tiempo presente a la dedicatoria y a todo el libro. Todavía está. Hay, también, una narradora, que la visita a M.L. día a día y que asiste al teatro alucinado de su desmemoria. Así, la narradora que visita a su amiga con Alzheimer se convierte súbitamente, sin querer queriendo, en esa escriba a la que le queda la palabra escrita para reconstruir lo que en la memoria de su amiga se va eclipsando. En algún momento, Desarticulaciones asume la forma de un delicado juego de espejos: la narradora lee su propia memoria en las lagunas de su amiga, y pareciera que por momentos es la amiga, desde su presente absoluto, la que le dicta las palabras que componen la narración; como un escritor fantasma que le guía el pulso para que Desarticulaciones diga finalmente una verdad compartida.


    Por lo demás, Desarticulaciones responde a una lógica de capítulo corto que se deja leer en la órbita del diario o la libreta de anotaciones –formatos con los que juega pero que no explican la lógica de la narración. Molloy ya se mostraba en libros anteriores afecta a esa forma breve y epifánica, pero hay algo en la materia de este libro que parece pedir este procedimiento. Es como si la desmemoria no se pudiera narrar sino bajo la forma de lo fracturado. Así, de un modo astillado, aparecen raptos de catarsis (“Tuve un episodio raro, lo consigno aquí porque es el unico lugar en el que en estos días hablo de memoria”), reflexiones (“Para mantener una conversación es necesario hacer memoria juntas o jugar a hacerla, aun cuando ella ya ha dejado sola a la mía”), referencias al presente (“Dentro de dos días es su cumpleaños”) y a un pasado compartido (“No me atrevo a preguntarle si se acuerda de Borges, menos de Saint Laurent”). Como en un caleidoscopio, digitado por una mano sutil e invisible, todos los fragmentos van erigiendo, finalmente, una historia. Mejor: lo que queda al final, cuando uno cierra el libro, que se lee de un tirón, es un pedazo de historia. Queda la sensación de que la historia empieza antes y termina después de los limites del libro, pero ese recorte, ese fragmento de libro, es la condensación de todo lo que se quiso decir. Es también un acto de urgencia, como si la narradora hubiera necesitado escribir eso que escribió para entender algo del orden de lo inenarrable.


    Algunos de sus libros tienen títulos que son como cifras literarias (“El común olvido”; “Varia imaginación”). ¿Qué evoca “Desarticulaciones”? Pensé largamente en el título, Desarticulaciones fue lo primero que se me ocurrió porque en cada visita de la narradora a M.L. se comprueba una conexión perdida, mejor dicho deshecha: lo que era coherente en una mente lúcida ahora está despedazado. Luego se me ocurrió que el título era algo tajante, con ecos gramaticales, y procuré encontrar otro, pero me di cuenta de que mi predilección por la cita literaria, como vos indicás, aquí no funcionaba. Es decir, la cita literaria lleva a otro texto, al recuerdo de otro texto, arma parentescos. Aquí el título no lleva a nada sino a su propia desconexión, a su intemperie.


    ¿Qué tipo de posibilidades narrativas o conceptuales le dio el capitulo corto, la forma breve? Hace mucho que me intereso por la forma breve, te diré desde épocas remotas en que sospechaba (pero no sabía del todo) que más tarde me dedicaría a escribir. Entonces anotaba párrafos, secuencias, pequeños argumentos pensando que algún día me servirían y de hecho usé algunos de esos fragmentos en Varia imaginación . Aquí fue algo distinto, la forma breve me permite recalcar la pobreza de esos encuentros, o mejor dicho su carácter elemental. Son contactos pequeños que apuntan a un mundo más grande que se ha perdido y del que sólo subsisten ecos, susurros y alguna que otra iluminación que de pronto surge de la desmemoria.


    ¿Qué tipo de literatura alrededor del tópico de la memoria o el olvido le interesa? ¿Leyó sobre la cuestión mientras escribía? Más de una vez, en relación con M.L. he recordado aquellos personajes de Swift que refiere Borges, incapaces de leer “porque la memoria no les alcanza de un renglón a otro”, sólo que en el caso de M.L. “leer” es equivalente a “pensar” e, incluso, a “hablar”. Y también, por contraste, he pensado desde luego en Funes, porque su sistema férreo, sin huecos, es lo opuesto del “sistema” de M.L. que es puro hueco. Pero no, no leí sobre el tema mientras escribía, a pesar de que me interesan mucho las tácticas del recuerdo y del olvido, prefería que la desmemoria de M.L. dictara el recorrido.


    ¿Le parece que “Desarticulaciones” es un relato de personajes? ¿Quién está en el centro del relato: la narradora, M.L.? No, no creo que sea un relato de personajes, o por lo menos, al escribirlo, no quise darle esa dimensión. Ni tampoco lo veo como un relato centrado en nada ni nadie, o más bien sí, centrado en su propia disolución, en esas hebras de voces, gestos aislados, y tomas de conciencia momentáneas que no van armando nada sino que atestiguan la desarticulación del título. Tampoco quise registrar el progreso de esa desarticulación, no se trata del itinerario de un derrumbe sino de un ir y venir (hoy se acuerda de cómo leer, ayer no se acordaba, hoy sabe su nombre, mañana no lo sabrá) del que todavía surge algo valioso, una revelación, un chiste, una intimidad, un momento feliz. En suma, un contacto.


    En el párrafo introductorio dice: “Tengo que escribir estos textos mientras ella está viva, mientras no haya muerte o clausura”. Ahí, en esa urgencia, aparece una idea de escritura en tiempo real, pegada a un presente. ¿Cómo fue la génesis, la gestación de esa escritura que avanza día a día? Bueno, en un primer momento fue un acto de autoprotección. Pensé que si yo registraba semanalmente mis visitas a mi amiga la tarea no me resultaría tan triste y empecé a anotar, muy brevemente, como en un diario, esos encuentros. Poco a poco me di cuenta de que cada vez que la visitaba pasaba algo, o ella decía algo, que de alguna manera, me la restituía, y empecé a ver que tras la desmemoria había algo imprevisto, recuperable, algo, como te diré, no patético sino muy vital. Había acción narrativa. Y quise registrar esa vitalidad, desplazada, llena de huecos, pero vitalidad al fin.


    Lo autobiográfico es un tema que usted trabajó en artículos y ensayos. ¿Qué relación le parece que establece “Desarticulaciones” con el registro o el género autobiográfico? El yo de Desarticulaciones recurre al recuerdo autobiográfico pero no busca componerse como sujeto –propósito habitual del autobiógrafo– sino más bien dar testimonio del otro, de lo que queda del otro, en este caso de M.L. Con esto no quiero decir que el yo sea un mero observador. Hay momentos imprevistos en que ese yo narrador se siente tocado de manera particularmente personal, momentos de revelación o de trauma en que deja de ser espectador para comprometerse con la historia y verse afectado por ella.


    En el libro, el idioma inglés aparece una y otra vez, en un subtítulo, en alguna frase, en alguna anécdota. Viviendo hace tantos años en un país de lengua inglesa, ¿cómo gravita en usted ese idioma a la hora de escribir? Si bien en inglés escribo más bien crítica, el idioma opera activamente en mi ficción como una suerte de eco, como si estuviera diciéndome con otra voz, en otro lado. Creo que es lo que le pasa a toda persona bilingüe, o trilingüe, como es mi caso, el saber que lo que se dice es siempre ajeno, que siempre hay otra manera de decirlo.


    Y al revés... ¿qué lengua castellana cultiva en su día a día en Estados Unidos? Tu pregunta es interesante porque me hace caer en la cuenta de que en mi vida cotidiana “cultivo” –es la palabra justa– más de un castellano según el interlocutor. En la universidad doy clase en un español más bien neutro, con amigos hispanohablantes hablo el castellano de la Argentina, con gente menos conocida encuentro que a menudo recurro a palabras de otras regiones de América Latina (guagua por ómnibus, por ejemplo), palabras que no conocía antes de vivir en esta ciudad donde se cruzan tantas versiones de la lengua. Pero todavía me doy vuelta en la calle si oigo hablar castellano, sobre todo si adivino una inflexión porteña, creyendo que me están hablando a mí.


    ¿Qué le parece que es para los norteamericanos la literatura argentina? En Estados Unidos, ciertas literaturas se piensan menos en términos de diferencias nacionales –literatura mexicana, chilena, etc.– y más en términos geopolíticos: la literatura argentina se ve como parte de la literatura latinoamericana, es decir como la literatura de una región más que de un país en particular. Este modo de recepción por cierto no es privativo de los Estados Unidos, ya lo había puesto en práctica Europa, sobre todo Francia, cuando se “descubrió” la literatura de América Latina a partir de los años veinte del siglo pasado. Ahora bien, este modelo tiene limitaciones obvias, ejemplificadas en políticas editoriales, prácticas de traducción, y recepciones problemáticas. Se privilegia cierta imagen simplista de América Latina a través de su literatura, condicionada ya por el realismo mágico y la literatura fantástica, ya por la literatura testimonial, y a menudo por una combinación de las tres cosas. Esto hace que ciertos escritores “pasen” mejor que otros, por eso se los traduce, aunque te prevengo que en Estados Unidos se traduce cada vez menos. Pero este modelo expansivo de acercarse a la literatura latinoamericana no es del todo negativo: la deslocalización tiene sus ventajas. Leer a escritores argentinos (cuando se los traduce) en un contexto latinoamericano y, más aún, en un contexto transnacional permite establecer un diálogo entre textos que no siempre se establece desde la Argentina y eso, me parece, es sumamente provechoso.


    En los albores de la década del sesenta vivió en París, después en Buenos Aires y para el final de los sesenta en Estados Unidos. ¿Qué se acuerda de esa década? Me gusta que me preguntes “qué me acuerdo de esa época” y no “cómo era esa época” porque el recuerdo sin duda reconstruye y retoca ciertos momentos del pasado y ese fue un momento importante para mí. Volví a Buenos Aires en 1962 después de haber pasado cuatro años en una París conflictiva y estimulante, la guerra de Argelia por un lado y una increíble actividad intelectual y artística por el otro, para volver a un Buenos Aires que preparaba “sus” años sesenta. La recuerdo como una época mágica, donde culturalmente pasaba de todo, desde Sur, donde conocí a gente que me marcó profundamente hasta los happenings del Instituto Di Tella, y los grupos de discusión política en los que participé durante unos años: un poco Borges, la revolución cubana y Marta Minujín.


    ¿Qué le quedó de aquellos años? De esos años datan amistades que conservo hasta el día de hoy, el contacto profundo con una cultura que me determina y que hice de veras propia, y también la plena conciencia de que quería dedicarme a escribir y que esa escritura (que debutó por la crítica y luego añadió la ficción) iba a ser en castellano. Y entonces, justo cuando empezaba a aquerenciarme, vino el golpe del 67 y volví a irme, esta vez a Estados Unidos donde –sinceramente creía– me quedaría sólo un par de años.


    ¿Se siente parte de una generación? No me siento realmente parte de una generación, aunque sin duda lo sea, porque para sentirte parte tenés que convivir y yo siempre me estaba yendo. Volvés, sí, pero “de visita”, y nunca el tiempo suficiente para retomar de manera sostenida los contactos, las complicidades, los proyectos y los rencores que determinan una generación. Entonces establecés parentescos a distancia y no necesariamente con tus coetáneos, te vas creando la familia, los interlocutores literarios, que te hubiera gustado tener. Algunos son mayores que vos, otros sí son contemporáneos, otros más jóvenes. A algunos ni siquiera los conociste o conocés pero no importa: igual dialogás con ellos a través de la lectura.

    Fonte: Clarín - Revista Ñ

    domingo, 22 de maio de 2011

    Sociedade dos Poetas Mortos - Carpe Diem

    CARPE DIEM!
    SEIZE THE DAY!
    APROVEITE O SEU DIA!

    A opressão, a falta de liberdade abordada no excelente filme de Peter Weir (1989) é aquela opressão vivida pelos jovens de classe média da geração anterior, ou seja, a geração dos anos sessenta.

    Eu era o jovem dos anos oitenta. Entretanto, como fui pobre e meus pais pertenciam à grande massa de excluídos dos anos oitenta daquele Brasil para poucos - para os sócios da ditadura militar -, não tive aquela opressão juvenil retratada no filme para ser médico, engenheiro ou advogado.

    Fui trabalhador braçal juvenil, assim como quase todos de minha geração dos oitenta. E nos noventa virei trabalhador bancário.

    A mensagem do filme Sociedade dos Poetas Mortos nos tocou muito na época. A nós, jovens miseráveis dos anos oitenta, nos encheu de desejos a tal ideia do CARPE DIEM, pois também queríamos viver o presente e sermos felizes.


    JOVENS DE HOJE

    Fico vendo nossos jovens de hoje, uma geração depois, e fico meio agoniado com o quanto o mundo mudou em apenas uma geração.

    Que opressão tem meu filho ou o seu? Eles é que decidem o que querem fazer. Não vivemos em uma ditadura "formal" (apesar de vivermos sob a ditadura do capitalismo financeiro e midiático global).

    Hoje, a questão dos ideais juvenis me parece bastante diferente e também não quer dizer que a minha impressão seja a regra. Me parece que eles não querem fazer nada. Nada.

    Carpe diem!
    Aproveitar o dia virou algo como estar em jogos eletrônicos ou redes sociais 24 horas por dia, numa não-vida virtual.

    Carpe diem!
    Quando ando e vejo quase 90% das pessoas em seus mundos particulares com seus fones de ouvidos no trem, metrô, bikes, a pé, em grupo mas com fone, eu me desespero.

    Até acho que esta geração ainda atenda a chamados de suas redes ou grupos para alguma coisa coletiva, alguma atividade, mas é tudo muito desvinculado ou episódico. Não muda nada da vida real.


    A ETAPA ATUAL DO CAPITALISMO E O FIM DO VALOR SOCIAL DO TRABALHO

    O capitalismo do século XXI está acabando com o valor social do trabalho.

    Algumas empresas mandam nos poderes instituídos - executivos, legislativos, judiciários e meios de comunicação - e de fato brincam com o mundo, o mundo geográfico e o humano.

    O mundo do trabalho caminha a largos passos para ser mundialmente precarizado, informal, desregulamentado e sem direitos sociais.

    Carpe diem!
    Hoje, grande parte dos jovens já têm a liberdade de escolha.

    E nós não estamos conseguindo aglutinar os jovens para a mãe de todas as lutas. Lutar pelo direito ao trabalho decente e de remuneração justa com direitos sociais. Luta contra a terceirização, contra o assédio moral e as más condições de trabalho.


    MEU DESEJO (MAIS QUE UTOPIA)

    O meu desejo é criar uma espécie de Sociedade dos Poetas Mortos não só para ler poesias e saborear o sonho do amor, do prazer e da felicidade individual.

    O meu desejo é criar uma Sociedade dos Poetas Mortos com lideranças que organizem suas redes sociais para buscar mudanças para HOJE em relação ao que diz respeito ao mundo do trabalho e da política.

    Meu desejo é organizar os jovens poetas para a mudança do mundo real. Que nossos jovens poetas aglutinem jovens trabalhadores, estudantes e militantes para atuar junto ao Sindicato contra as reestruturações produtivas do capital - no nosso caso o financeiro - que quer nos retirar todos os direitos conquistados em um século de lutas.

    Convido os jovens bancários e bancárias, e os experientes também, a participarem dessa luta conosco. Os bancários e os sindicatos terão que enfrentar lutas mais intensas a cada dia contra os banqueiros públicos e privados, para mantermos o nosso direito de existir, existir com direitos e condições decentes.

    sábado, 21 de maio de 2011

    Refeição Cultural 74 - Reformas Política e Tributária no Brasil

    O que andei digerindo ultimamente?

    Participei de importantes seminários nacionais nas últimas duas semanas. Nesta, aprendi muito em relação ao tema REFORMA POLÍTICA. Foi um seminário promovido pela CUT. O desejo que temos é de sair com palestras ou apresentações a qualquer pessoa que se interesse pelo tema porque ele é muito importante e vi que quase ninguém sabe a respeito.

    Na semana anterior, tivemos dois dias de seminários na Contraf-CUT sobre a tragédia da TERCEIRIZAÇÃO NA CATEGORIA BANCÁRIA e também aprendi muito sobre o tema REFORMA TRIBUTÁRIA. Novamente o desejo é de sair fornecendo informação a quem queira, pois são as pessoas comuns que deveriam obter esse conhecimento já que as questões tributárias e políticas são feitas para melhorar ou prejudicar a vida das pessoas comuns.

    INFELIZMENTE, NO BRASIL A TRIBUTAÇÃO FOI FEITA PARA OS POBRES MANTEREM OS PRIVILÉGIOS DOS RICOS E AS REGRAS ELEITORAIS FORAM FEITAS PARA A MANUTENÇÃO DO STATUS QUO DA ELITE.

    Vou ver a melhor maneira de distribuir as informações que adquiri nesses seminários.

    segunda-feira, 16 de maio de 2011

    Observação interessante de Maquiavel sobre ter exército próprio ou não


    Maquiavel

    "QUOD NIHIL SIT TAM INFIRMUM AUT INSTABILE QUAM FAMA POTENTIAE NON SUA VI NIXA"


    "NADA É TÃO INSTÁVEL QUANTO A FAMA DE PODER DE UM PRÍNCIPE QUANDO NÃO SE ENCONTRA APOIADA NA PRÓPRIA FORÇA"


    Esta observação é bastante correta e muito presente em nossa vida política.


    Ela serve para várias lições partidárias, sindicais, militares etc.


    Está no capítulo XIII de O Príncipe e trata de uma sequência de capítulos que analisam os tipos de forças armadas que um governante poderia ter e suas consequências certas.


    Estou em busca de preencher algumas lacunas culturais e eliminar certa ignorância que tenho em relação a obras clássicas. Esta é uma delas. Recentemente li Utopia (1516) de Thomas More.


    (fiz releituras em 2012)


    QUESTÃO VITELLI


    Houve um momento marcante na guerra entre Florença e Pisa, quando o condottiere florentino Paolo Vitelli ganhou várias batalhas mas parou diante de Pisa, sendo acusado de fazer jogo duplo e não vencer a batalha final.


    Segundo Carlos Estevam Martins, que apresenta a Vida e Obra de Maquiavel na coleção Os Pensadores, esse fato suscitará reflexões profundas na obra de Maquiavel:


    "A 'questão Vitelli' suscita pela primeira vez um dos temas permanentes da obra de Maquiavel: a necessidade de organização de uma milícia nacional, formada por soldados locais disciplinados. A soberania política - pensa ele - depende de exército próprio, constituído por soldados leais e convictos de que lutam pela causa da pátria."



    Bibliografia:

    MAQUIAVEL. O Príncipe. Coleção Os Pensadores, da Editora Nova Cultural. Edição 1999.

    domingo, 15 de maio de 2011

    FLM0628 Clase 2 Lecturas Hispanoamericanas

    SIGUE la clase 2 de marzo/2011

    VICTORIA OCAMPO - "AUTOBIOGRAFÍA I"

    SU PROYECTO INTELECTUAL

    Con "El Sur", cuando Victoria está por los cuarenta, podemos ver el objetivo que ya está en su obra literaria "AUTOBIOGRAFÍA":

    "Yo sólo sé que habré prolongado, por un camino en apariencia muy distinto, no el rastro de sus virtudes, fuesen las que fuesen (sería jactarme) sino su amor tenaz, y a veces encabritado, por un país ingrato y querido, que precisa, hoy más que nunca, una suma enorme de amor desinteresado para criarse y crearse, como los niños chiquitos. Este caudal no se consigue con empréstitos solamente. Y mientras el país no lo reciba, merecerá del mundo aquel juicio de Quincy Adams, cuando advertía a Monroe: 'En el estado inorgánico de las provincias de la América Española, no sería prudente auspiciar un reconocimiento' " Y eso fue a pedir a Estados Unidos mi bisabuelo Aguirre en 1817: un reconocimiento.

    Dentro de otra esfera, en condiciones muy diferentes, yo también he tratado de negociar un reconocimiento." p.14


    BUSCAR UN RECONOCIMIENTO INTERNO Y EXTERNO.

    INTERNO - espacio cultural

    EXTERNO - (en los 40/50) ingresar en la república de las letras hispanoamericanas


    CAPÍTULO "EL ARCHIPIÉLAGO"

    Aleatoriedad y no interpretación - el capítulo deja a la niña bablar. Ella (adulta) está al lado.

    Y Victoria en su proyecto casi nunca pone al lado su sujeto, su "YO" de la totalidad.

    (Nuestra profesora cita la autobiografía de Pablo Neruda = es totalizante)

    PERSPECTIVA TELEOLÓGICA - que la vida tiene un destino desde siempre.


    CUESTIÓN CENTRAL EN LA OBRA

    "La interpretación de mis primeros recuerdos depende, desde luego, de lo que yo creo ver en ellos. Pero los recuerdos en sí no dependen de mi voluntad, no han sido deliberadamente seleccionados. Mi memoria me los impone. Sobre este punto no puede haber duda posible. Ni rastro de wishful thinking. En la medida en que estoy en condiciones de controlar con algún rigor su autenticidad, esos primeros recuerdos parecen ligados en orden cronológico a la indignación causada por la injusticia y la crueldad..." p.66

    ¿En qué medida está la ficción en estos textos?

    ¿La ficción está vinculada a el olvido?

    En textos autobiográficos siempre está la ficción a dar vueltas. A veces, porque se da mejor a la narración.

    FLM0628 Lecturas hispanoamericanas

    ACTO DE PRESENCIA - SYLVIA MOLLOY

    Fragmentos de leitura - excertos interessantes


    "Introducción

    La prosopopeya, se ha dicho, es la figura que rige la autobiografía. Así, escribir sobre uno mismo sería ese esfuerzo, siempre renovado y siempre fallido, de dar voz a aquello que no habla, de dar vida a lo muerto, dotándolo de una máscara textual..." p.11

    prosopopéia:

    Acepções
    substantivo feminino
    1    Rubrica: retórica.
         figura pela qual o orador ou escritor empresta sentimentos humanos e palavras a seres inanimados, a animais, a mortos ou a ausentes; personificação, metagoge
    (fonte - Houaiss)


    "Si decidí escribir sobre autobiografía y, en concreto, sobre autobiografía hispanoamericana, lo hice movida, básicamente, por curiosidad crítica. Quiero reflexionar sobre textos que pretenden realizar lo imposible, esto es, narrar la 'historia' de una primera persona que sólo existe en el presente de su enunciación, y quiero observar cómo esa imposibilidad cobra forma convincente en textos hispanoamericanos..." p.11

    (parei por sono, sigo depois)

    FLM0628 Lecturas Hispanoamericanas

    VARIA IMAGINACIÓN - SYLVIA MOLLOY

    Clase de 12/5/11

    Lectura final.

    CARACTERÍSTICAS DE LA OBRA

    -Memoria difusa, con marcas ficcionales, relatos de otros (lo que escuchó de los demás)

    -El origen del relato empieza con el derrumbe de las torres gemelas (2001). La autora está allá cuando ocurré el hecho.

    -De cierta manera la obra "Desarticulaciones" empieza también con otro derrumbe. Una caída personal.

    -La narración tiene rasgos de una memoria fragmentaria.

    -Empieza y termina en el mismo lugar. La casa de la familia.

    NOMBRE DEL PRIMERO CAPÍTULO
    Tiene que ver con una referencia a un cuento de Cortázar - "Casa Tomada". Además, es algo que viene por la memoria de Pablo.

    ORGANIZACIONES DEL TEXTO
    -Locus clásico - casa paterna (que ha sido tomada, perdida, que vive otra gente).

    -NO pertenencia; estar sin suelo.

    -Desplazamientos (EE.UU - Buenos Aires - casa de Olivos - EE.UU).

    EL ÚLTIMO CAPÍTULO
    -La memoria es una construcción subjetiva.

    -Es precaria, poco confiable.

    -Molloy tanto está reflexionando sobre el género autobiográfico com también está tratando de memorias.


    LA FICCIÓN SIEMPRE MEJORA EL PRESENTE

    LEVANTAR LA CASA p.83
    "Cuando murió mi padre mi madre decidió que la casa en la que habián vivido tantos años le quedaba grande (asi dijo, como si tratara de un vestido) y la vendió casi enseguida...

    Años más tarde a un amigo le tocó levantar la casa de su madre que acababa de morir. Sus hermanas decidieron mandar toda la ropa, sin revisar, a una obra de beneficencia. Hasta tiraron el vestido de novia, decía mi amigo, al mirar por la ventana vi cómo cargaban esa precisa bolsa en el camión, a quién, decía no sin razón, le va a servir ese vestido. La anécdota me pareció improbable, acaso apócrifa, pero eficaz. A la gente le gusta fabular adioses definitivos, sobre todo patéticos.

    Y a propósito: al dejar la casa para ir a su nuevo apartamento, mi madre, con cara perfectamente inexpresiva, pasó la mano por el vano de una puerta, apretó una palma contra una pared, rozó lentamente con los dedos un picaporte. Estaba despidiéndose. Me llevó un tiempo darme cuenta de que repetía una escena de un film de Garbo; mi madre, acaso sin saberlo, estaba citando. El hecho no disminuye la sinceridad del gesto: antes bien la confirma.

    Nosotros, a nosotros mismos contamos ficciones.

    VANGUARDIA (AUN EN 2003)
    Aunque el texto sea produción actual - pos-vanguardia - el mantiene una relación de nostalgia con la vanguardia.

    (segue depois...)

    sábado, 7 de maio de 2011

    CORRENDO e caminhando pela vida...

    Pois é! Consegui ser obstinado neste mês de maio até agora. Iniciei o mês correndo a corrida do Dia do Trabalhador em Osasco (8k) e no mesmo dia viajei para coordenar o curso de formação de dirigentes sindicais bancários lá na região Centro Norte. Regime de internato por uma semana.

    Corri quatro dias seguidos pelas manhãs em meio ao cerrado e ao som dos pássaros. Vou me esforçar para oxigenar meu cérebro correndo. Só assim para suportar a vida e seguir caminhando por ela.

    Estou em Uberlândia para ver minha família neste fim de semana. Quando vemos as dificuldades cotidianas de outras pessoas temos, no mínimo, de reconhecer que por mais que nossa vida esteja complicada ou estressante, ela pode estar muito melhor que a dos outros.

    A casa de meus pais é um retrado do país Brasil. Há pessoas com necessidades básicas de atendimento público à saúde. São três idosos - dois sexagenários e uma octogenária - que não têm condições financeiras de ter um plano de saúde e não conseguem atendimento médico básico. É desesperador.

    Eu não tenho condições financeiras para suprir essa necessidade e direito constitucional que o Estado deveria suprir.

    Só buscando energia em algum lugar como na corrida para seguir nesse treco...

    terça-feira, 3 de maio de 2011

    Piada (de mau gosto) para a massa incauta...


    Como é? Assassinaram o Bin Laden? Assim... na véspera das eleições nos EUA! Igual assassinaram (de verdade) o Saddan Hussein durante o desastroso segundo mandato de Bush?

    Ahh... entendi!

    E não tem corpo, não é? Jogaram no mar...

    Então, tá! (acredita quem quer...)

    PS: não sabia que assassinato era algo legal.

    domingo, 1 de maio de 2011

    III Desafio do trabalhador - 8k

    Corri hoje a prova do Dia do Trabalhador em Osasco. É uma prova na qual o Sindicato dos Bancários está participando com 500 bancários e já está virando tradição.

    A manhã estava maravilhosa e a corrida foi muito prazerosa.

    Ainda tive um bom retorno de meu treinamento de abril, pois corri os 8k com muita facilidade e segurando o ritmo para manter meu treinamento. Corri em 45'.